Diana Zuleta
AÑO NUEVO...VIDA NUEVA?
El título de este “blog” tiene todo un sentido. Es el mismo de una canción que a las 12:00 de la noche de los 31 de Diciembre, suena y se baila en muchos lugares. En su primera línea dice “AÑO NUEVO, VIDA NUEVA, MAS ALEGRES LOS DIAS SERAN”. Y es lo que todos esperamos que suceda con la llegada de cada nuevo año.
Esto era lo que muchos niños y jóvenes esperaban que ocurriera al comenzar el 2021. Se ilusionaron con que aumentaría la presencialidad en los colegios y universidades, con que tendrían más vida social, con que volverían a practicar sus deportes, con que recobrarían parte de la autonomía y la libertad que el confinamiento les quitó, y que se verían menos obligados a tener una convivencia intensa como la del año pasado.
Pero la realidad ha sido muy distinta. Este 2021 nos recibió con un panorama complejo. Por lo menos para los que vivimos en Colombia. Toques de queda, cuarentenas, “pico y cédula”, “pico y placa”, y toda una serie de restricciones que además de confusas, resultan frustrantes y hasta desesperantes.
Difícil no experimentar desasosiego, temor, impotencia. Y difícil no trasmitirla a los niños y jóvenes con los que tenemos que interactuar a diario. Cómo trasmitir tranquilidad cuando no la sentimos? Cuando no tenemos ni idea de qué va a suceder a corto, mediano y largo plazo? Cuando a estas alturas sentimos que el cerco del virus se ha ido cerrando, y ya lo tenemos encima?
En el momento en que escribo esto, no sé si mis pacientes podrán volver a sus colegios y universidades, ni cuando, ni en qué modalidad. La mayoría de las instituciones terminaron el 2020 con un plan tentativo para comienzos del 2021, que seguramente no van a poder llevar a la práctica. Muchas decidirán volver a la virtualidad total, o a una presencialidad muy restringida. Seguirán canceladas las actividades extracurriculares, las excursiones, las celebraciones.
Los papás tendrán un gran reto también. En muchos casos, sus hijos vienen de unas vacaciones con privilegios que hacía mucho no tenían: actividades al aire libre, planes con amigos, menores responsabilidades académicas y en las casas, mayor independencia, de pronto hasta menos uso de los tapabocas y otras medidas de bioseguridad. En fin. Muchos vienen de vivir una especie de “paréntesis” dentro de esta compleja situación que hemos tenido que vivir.
Van a tener que contarles que el “recreo” se acabó, y que por lo menos por unas semanas o meses más, volvemos a lo que estábamos hace casi un año. Como si el tiempo no hubiera pasado.
Y volveremos a tener niños y jóvenes irritables, aislados, tristes, ansiosos. No todos, por supuesto. Algunos seguirán manejando las circunstancias sin mostrar alteraciones en su estado de ánimo o en su salud mental. Pero muchos también se verán o seguirán afectados, y necesitarán de nuestra ayuda.
De la ayuda de sus papás que tendrán que seguir haciendo uso de una gran paciencia, y que tendrán el gran reto de ser soporte emocional para sus hijos.
De la ayuda de los profesionales en Salud Mental, que tenemos la tarea de acompañarlos y aliviarles en algo lo que están viviendo.
De la ayuda de sus profesores que tiene la invaluable labor de seguir instruyendo y enseñando con circunstancias tan adversas.
En estos días he vuelto a leer todo lo que he escrito desde que el confinamiento empezó, y he repasado las presentaciones y entrevistas que hice. Yo diría que a estas alturas, todo sigue vigente. Porque aunque las circunstancias cambiaron un poco en algún momento y sentimos un ligero alivio, estamos como al comienzo.
Seguiré escribiendo y haciendo lo que esté a mi alcance para ayudar de alguna manera a la población joven a la que tengo acceso, y a sus papás. Esperando que muy pronto pueda referirme a otros temas menos pesimistas y más alentadores.
Por ahora quería publicar este “blog” introductorio y como un saludo para los que me leen.
Mi deseo para todos es el de un 2021 con mucha salud, y que sea el año en que podamos decir que superamos la pandemia y que los niños y jóvenes retomaron su vida normal!
