Diana Zuleta
"FLASHBACK"
Estoy teniendo un “FLASHBACK” a mis años de adolescencia. Este COVID y lo que nos ha hecho vivir, me ha hecho recordar esa etapa de la vida por la que todos atravesamos.Y cada vez encuentro más similitudes entre los dos. Sobre todo para los que vivimos en Colombia, más concretamente en Bogotá.
Para entender la analogía, diré que los adolescentes equivalen a los ciudadanos que estamos padeciendo el encierro obligado, y los papás de los adolescentes equivaldrían a nuestros gobernantes.
Los dos, COVID19 y ADOLESCENCIA llegan casi sin avisar. Por lo tanto, toman a todo el mundo por sorpresa. Se sabe cuando empieza, pero no cuando ni cómo termina.
Los adolescentes y los ciudadanos no sabemos ni entendemos lo que está sucediendo, y los papás y gobernantes, tampoco. Papás y gobernantes tienen la mejor intención de guiarnos y cuidarnos. Pero no saben cómo. Hacen su mayor esfuerzo por no equivocarse, cosa bien difícil al no saber con qué están lidiando. Muchas veces no se ponen de acuerdo. La mamá opina una cosa, el papá otra. Lo mismo sucede con los gobernantes. La alcaldesa (hablo de Bogotá) tiene una iniciativa, el presidente tiene otra. Se desautorizan con frecuencia. Cuando ya han tomado una decisión, la cambian. Tratan de ajustar las políticas y normas a las circunstancias que van apareciendo, siempre tratando de parecer como unos guías coherentes y sólidos. Aclaro que no es una crítica. Ni a los unos, ni a los otros. Al contrario. Es de admirar lo que hacen.
Los adolescentes y ciudadanos estamos muertos de miedo. Tampoco entendemos qué está sucediendo, ni sabemos qué va a suceder. La vida nos cambió totalmente, y no estábamos preparados. Hay incertidumbre y ansiedad. Queremos sentir que los papás y gobernantes saben lo que están haciendo y nos van a poder cuidar y proteger, pero a veces los sentimos “patinando” y medio perdidos. Verlos desautorizarse, y saber que muchas veces no están de acuerdo, nos causa gran angustia. Se supone que son ellos los que deberían saber qué hacer para que no corramos peligro. Quién está en lo correcto? A quién debemos obedecer?
Sabemos que las restricciones y prohibiciones son necesarias y debemos acatarlas por nuestro bien, pero con frecuencia no nos gustan, nos parecen exageradas y buscamos la manera de incumplirlas. Mentimos, nos “volamos”, nos molesta sentirnos controlados y limitados. Y cuando lo hacemos, cuando logramos infringir alguna de las normas, viene la culpa por habernos puesto en riesgo.
Los papás y los gobernantes son criticados por igual, por hijos y ciudadanos. Nos gustan más los de los demás. Esos que sí dan permisos y no restringen tanto. Pero a pesar de cuestionarlos y compararlos, en el fondo nos alegra y nos tranquiliza saber que alguien está tratando de cuidarnos. Y aunque no se los digamos, lo agradecemos!
En fin. Lo único que espero es que dentro de un tiempo pueda decir que así como papás y adolescentes sobreviven a esa etapa y salen adelante llenos de madurez y experiencia, lo mismo sucedió con los ciudadanos del mundo y el COVID19.
Mientras tanto, toda mi admiración a los papás de adolescentes y a los gobernantes que ponen todo su empeño para sacarnos adelante y protegernos de la mejor manera posible!
